Las normas, tanto del Ministerio de Sanidad, como del CDC, EDCD, o la OMS, recomiendan mascarillas sanitarias homologadas como herramientas de protección. Ante la disyuntiva entre atender pacientes «sin protección» o recurrir a medidas poco ortodoxas, es conveniente entender otras opciones de uso racional de recursos, reutilización y resterilización de las homologadas. Se incluye entre las fuentes un estudio comparativo entre mascarillas de tela versus mascarillas quirúrgicas.
La norma europea EN 149 establece 3 categorías o niveles de protección FFP1, FFP2, FFP3 en función de la eficacia de filtración, siendo del 78%, 92% y 98% respectivamente. Por tanto, para saber a que tipo de FFP pertenece cada mascarilla deberemos fijarnos en el % de filtrado que indica el fabricante. En este sentido, desconocemos el nivel de filtrado de las mascarillas de tela y por lo tanto su grado de protección.
El estudio referenciado al pie de este post y realizado en 2013, determinó que su el uso de mascarillas caseras era 3 veces menos efectivo para bloquear la transmisión de microorganismos frente a las mascarillas quirúrgicas. En todo caso se recomienda no relajar el resto de precauciones de protección.